miércoles, 26 de febrero de 2025

Amada del Señor, ¿rezas con todo tu corazón?

Visita de San Padre Pío a Manuela en Sievernich, Alemania, el 10 de febrero de 2025

Veo a San Padre Pío con una túnica marrón, guantes y un pañuelo marrón en la cabeza. Se acerca a mí y nos bendice a todos:

"En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

Me entrega un libro y le pregunto

«¿Esto es para mí? Gracias, Padre».

Veo el autor y el nombre del libro: Francisco de Sales, Filotea. Entonces el libro se ilumina y desaparece. No conozco este libro. Tampoco conozco al autor.

El padre me hace un gesto con la cabeza y me habla.

"Amada del Señor, ¿rezas con todo tu corazón? ¿Abres tu corazón al Señor? Si lo haces, no digas más, no puedo. Si abres tu corazón y conectas con el Señor, sí, ¡con el Señor puedes superar todos los muros! Aunque los Diabolos pongan piedras en tu camino, el Señor te llevará por encima de esas piedras que te han puesto. ¿Tus seres queridos están necesitados? Entonces reza a sus santos ángeles de la guarda. Yo también hice esto en Mi vida y los santos ángeles de la guarda de Mis hijos atribulados vinieron a Mí. Así que conocía la necesidad del alma, la carga que lleva. Te recomiendo encarecidamente que reces a tu santo ángel de la guarda y a los ángeles de la guarda de tus seres queridos. No te alarmes si también te recomiendo que reces a los ángeles de la guarda de tus enemigos, para que encuentren su conversión a Dios, para que ellos también abran un día su corazón.

Para ti se ha abierto la ventana al cielo y deja que los demás se limiten a hablar. Dios te ha puesto en este lugar y así es. Así que hay alegría y amor y sufrimiento. No te preocupes por lo que digan los demás. Simplemente mantente fiel a Dios y eso es lo que os digo a todos vosotros: Permaneced fieles a Dios. En el tiempo de la tribulación, la constancia y la fidelidad a los mandamientos de Dios se ponen a prueba y también es un tiempo de santidad: en el que se os llama a ser santos; a vivir santamente en el amor de Dios y sólo en él y en la misericordia de Dios. La misericordia de Dios es, al fin y al cabo, el camino de la Santa Iglesia, como te enseñó el Rey de la Misericordia: El camino de Su cetro de oro. El Espíritu Santo obra y obra de forma diferente en cada persona. Así que deja piar a los pájaros y no te preocupes. ¡Mira a Jesús! Te bendeciré con el sacerdote».

Le doy las gracias: «¡Gracias, Padre!»

Puedo besarle la mano con el guante que me da para despedirme.

Este mensaje se anuncia sin prejuzgar el juicio de la Iglesia Católica Romana.

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